Elaborado por: Luis Daniel Ruiz Rojas / Pastoral Institucional
Sin lugar a dudas, la fuerza del Espíritu que nos impulsa a decir Abbá “Padre”, o “Madre nuestra, ruega por nosotros”, es capaz de superar cualquier tipo de barreras, muchas impuestas por nosotros mismos al cambiar al Señor por lo efímero y, otras veces, por algo que no está en nuestras manos.
Lo anterior lo evidenciamos, ya que, aunque debido a las normas implementadas para el autocuidado, que no nos permitieron como institución festejar en una ceremonia comunitaria el Septenario de Nuestra Madre, sí se hizo en las secciones, del 8 al 14 de septiembre, donde los educadores y jóvenes, en torno a unos hermosos altares erigidos en honor a Nuestra Señora de los Dolores, oraron con espíritu agradecido y esperanzado su Septenario.
María, Madre llena de dolor, haced que cuando expiremos, nuestras almas, entreguemos en las manos del Señor.
Leave a Comment