HISTORIA
Los Religiosos Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores, también conocidos como «amigonianos» en recuerdo del fundador, somos una Congregación religiosa masculina que pertenece a la Iglesia Católica, de rama franciscana, creada por Monseñor Luis Amigó y Ferrer, Fraile capuchino y obispo de Segorbe.
Luis Amigó, al ver la realidad de la España de su época, decide fundar una congregación religiosa dedicada a la atención de jóvenes en cárceles y presidios, de manera que, a través de un acompañamiento, formación cristiana y amor exigente, pudiesen resocializarse y ser devueltos a la sociedad. Es así que la Congregación nace el 12 de abril de 1.889 en Valencia – España.
Frente a la consagración, las Constituciones, en el numeral 10, definen:
“Llamados por Dios con un don particular a vivir más plenamente la consagración bautismal y la gracia de la confirmación, los terciarios capuchinos, con una respuesta libre, lo dejamos todo y, por medio de los votos de pobreza, castidad y obediencia, nos consagramos especialmente a Dios en el servicio de la juventud extraviada y nos comprometemos a seguir más de cerca a Cristo pobre, virgen y obediente”.
La Congregación nace como comunidad religiosa mixta de Frailes laicos y Frailes sacerdotes. Su primera casa fue la Cartuja del Ara Christi del Puig, pero por su deterioro, los religiosos la dejarán rápidamente, trasladándose al Convento de Monte-Sión en Torrente, considerado casa madre de la naciente comunidad; atendían el hospital, la beneficencia y a los enfermos a domicilio. El 24 de junio de 1.890 los primeros religiosos realizan su profesión religiosa y en el 24 de octubre de ese mismo año, asumen la primera comunidad de apostolado, en Madrid: “Escuela de Reforma Santa Rita”, la cual orientará el fin de la Congregación, por el camino de la reeducación.
La aprobación pontificia fue otorgada el día 19 de septiembre de 1.902. El Decreto de Aprobación por la Santa Sede, dicta que:
“El fin especial o el objetivo propuesto a los mencionados Hermanos consiste en esto: que atiendan a su propia santificación por medio de los votos de obediencia, pobreza y castidad y por una determinada norma de vida prescrita en sus Constituciones; después, que expresen con toda claridad la apremiante caridad de Cristo Señor, sobre todo para con los adolescentes extraviados, de tal manera que, una vez arrancados del cieno de los vicios, se preocupen de instruirlos y educarlos piadosamente con los medios más oportunos”.
En cuanto a la misión apostólica, los frailes, quienes solo contaban con un celo inquebrantable por las almas y un amor incandescente por los muchachos, comenzaron a consolidar una pedagogía que fue dándole orden y camino a su quehacer diario. Con el pasar de los años, además de la formación en filosofía y teología, realizaron viajes a distintos países como Italia, Bélgica, Francia e Inglaterra, para formarse en todo lo concerniente a protección y reeducación.
Los Terciarios Capuchinos con su trabajo educativo, elaboraron a principios del siglo XX un método educativo para la recuperación de los menores con problemas de conducta y participaron activamente en la elaboración de la primera Ley Tutelar de Menores de España y en la implantación de los Tribunales Tutelares.
Hacia 1.922 los frailes parten de tierras españolas y llegan a Italia. Luego, seguirán expandiendo su presencia a otros países, también en el continente americano. Hoy en día los Terciarios Capuchinos estamos presentes en 21 países, organizados en 3 Provincias (Luis Amigó, Buen Pastor y San José) y 1 Delegación General (Mártires Amigonianos).
ORGANIZACIÓN Y CARISMA
Después de la última reorganización de la Congregación, en el año 2.015, los Religios Terciarios Capuchinos quedaron organizados de la siguiente manera:
- Provincia Luis Amigó: España, Alemania, Polonia, Benín y Costa de Marfil.
- Provincia Buen Pastor: Costa Rica, Guatemala, Nicaragua, Panamá, México, República Dominicana, Puerto Rico, Estados Unidos y Venezuela.
- Provincia San José: Colombia, Ecuador, Brasil, Argentina, Chile y Bolivia.
- Delegación de los Mártires Amigonianos: Italia y Filipinas.
Hoy, siguiendo las directrices que marcó el Fundador, los Frailes Terciarios Capuchinos dirigen su misión principalmente a aquellos niños y jóvenes que, por mil razones, han tropezado en la vida o no han encontrado su camino, que la desgracia ha aventado y el vicio o la droga, prostituido. Su acción educativa y terapéutica abarca la totalidad de la persona y la causa o circunstancias que hayan podido desencadenar las situaciones difíciles que ellos presentan, sean familiares, sociales, psicológicas, etc. Esta labor la llevan a efecto en centros de readaptación, de protección o preservación, de observación y diagnóstico, de acogida, en hogares o casas de familia, en escuelas profesionales o agrícolas, en comunidades terapéuticas, en consultorios psicopedagógicos, en residencias juveniles, en barrios marginados, entre otros.
Asimismo, el Carisma se ha podido expandir también a la dimensión preventiva y pastoral, de manera que la Congregación ha asumido nuevos retos para la atención de niños y jóvenes, y también de familias, con colegios, instituciones técnicas, centros de formación profesional, universidad, parroquias, centros de misión, entre otros.